viernes, 16 de diciembre de 2016

Lo que esconde un delantal



Menos mal que me has hecho caso y para cocinar ya no usas ropa. Cuando vengo del trabajo, no hay nada que más me satisfaga que ver el lazo del delantal cayendo por tus nalgas. Me acerco a darte un beso y te quito suavemente con el dedo la harina que te ha caído en la mejilla. Te agarro de la cintura y noto como tu pene ya se ha excitado. Me aparto y te doy un cachete. Te dejo en la cocina, con lo tuyo, que después, ya tendremos lo nuestro.


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